HUMANO PROMETEO (La batalla individual)

La ceniza de volcán fue la materia prima
para los huesos y piel del primo humano,
ceniza bañada con las entrañas
eternamente devoradas, de un dios ingenuo.

Bien, que este hermoso ser maduro y pleno
llega a sentir a veces rapiñeras mordeduras
comiéndole la fuente de la vida
y aquello que alimenta sus batallas inmortales.
Nadie puede ayudarlo, porque es el dolor de un dios
lo que desgarra a esta mortal criatura.
Aunque todos sufren ese mismo dolor,
no se lo puede comunicar,
porque es la soledad de un dios
el abismo en que sus huesos se colapsan.

Pero ha llegado a ver en la cumbre de sus visiones,
cómo le viene un fuego inmerecido,
porque es regalo de un dios lo que le hiere.